Fórmula para dar poderío mágico al difunto en el más
allá
Que diga: "Oh Kehepri que has vnido a la existencia por ti mismo, que dominas la llanura detu madre, que das los chacales a los que están en el Nun y los perros a los que están wen el tribunal divino: he aquí que me he adjudicado este poderío mágico en todos los lugares donde se encuentra, en todos los hombres donde se encuentra. Es más rápido que los lebreles, más veloz que la luz.
Oh tú, que conduces la barca de Ra, cuyo cordaje es sólido cuando tu barca anvega hacia la Isla del Incendio en el mundo subterráneo: he aquí que me he adjudicado este poderío mágico en todo lugar donde se encuentra., en todo hombre donde se encuentra. Es más rápido que los lebreles, más veloz que la luz.
Que diga: "Oh Kehepri que has vnido a la existencia por ti mismo, que dominas la llanura detu madre, que das los chacales a los que están en el Nun y los perros a los que están wen el tribunal divino: he aquí que me he adjudicado este poderío mágico en todos los lugares donde se encuentra, en todos los hombres donde se encuentra. Es más rápido que los lebreles, más veloz que la luz.
Oh tú, que conduces la barca de Ra, cuyo cordaje es sólido cuando tu barca anvega hacia la Isla del Incendio en el mundo subterráneo: he aquí que me he adjudicado este poderío mágico en todo lugar donde se encuentra., en todo hombre donde se encuentra. Es más rápido que los lebreles, más veloz que la luz.
Garza nur que estás en el aire, dioses que estáis en el silencio, que dais
el resplandor y mantenéis el calor para los dioses, he aquí que me he adjudicado
este poderío mágico en todo lugar donde se encuentra, en tood hombre donde se
encuentra, Es más rápido que los lebreles, más veloz que la luz.
Ahí termina el conjuro XXIV. En el mismo a Khepri se le presenta como demiurgo que ha nacido de sí mismo. El difunto se adjudica él mismo, una serie de poderes mágicos, para así ir superando las metamorfosis que irá sufriendo y poder intervenir en la vida de los que todavía no han muerto.
Ahí termina el conjuro XXIV. En el mismo a Khepri se le presenta como demiurgo que ha nacido de sí mismo. El difunto se adjudica él mismo, una serie de poderes mágicos, para así ir superando las metamorfosis que irá sufriendo y poder intervenir en la vida de los que todavía no han muerto.
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