lunes, 28 de noviembre de 2011

El río Nilo : lo que nos cuenta Heródoto I




En Euterpe, párrafo 15, Heródoto nos cuenta lo siguiente:” Si quisiéramos adoptar acerca del Egipto la opinión de los jonios, quienes afirman que sólo el Delta es Egipto -su costa, dicen, va desde la atalaya llamada de Perseo hasta los saladeros de Pelusio, por espacio de cuarenta esquenos; del mar al interior dicen que se extiende hasta la ciudad de Cercasoro, donde el Nilo se divide en dos brazos que corren hacia Pelusio y hacia Canopo; el resto del Egipto pertenece, según ellos, parte a la Libia, parte a la Arabia-, adoptando tal explicación podríamos demostrar que antiguamente los egipcios no tenían tierra. Ya el Delta, por lo menos (como los mismos egipcios dicen y a mí me parece) es un terreno aluvial recién surgido, por decirlo así. Si, pues, no tenían ninguna tierra ¿a qué el vano empeño de creerse los hombres más antiguos? No precisaban hacer la experiencia de los dos niños para observar el primer idioma que profiriesen. Más no creo que los egipcios naciesen juntamente con el Delta, llamado Egipto por los jonios, sino que existiesen siempre desde que hubo hombres, y que al avanzar el terreno muchos quedaron atrás, y muchos fueron bajando. Por lo demás, antiguamente se llamaba Egipto la ciudad de Tebas, cuyo contorno es de seis mil ciento veinte estadios”.

Pasamos al apartado número dieciséis de Euterpe, Heródoto nos habla de las divisiones en partes de las zonas conocidas por diversos pueblos: nosotros juzgamos acertadamente en estas materias, no es buena la opinión de los jonios acerca del Egipto. Pero si la opinión de los jonios es acertada, demuestra que los griegos y los mismos jonios no saben contar cuando dicen que toda la tierra se divide en tres partes: Europa, Asia y Libia; deben añadir por cuarta el Delta de Egipto, ya que no pertenece al Asia ni a la Libia. Pues, a esa cuenta no es el Nilo quien deslinda el Asia de la Libia; el Nilo se abre en el vértice del Delta, de tal suerte que vendría a quedar en el intervalo entre Asia y Libia.”

En el apartado número diecisiete, Heródoto nos habla de la división del río Nilo desde su nacimiento a su desembocadura: “Dejamos a un lado la opinión de los jonios; y decimos lo siguiente acerca de esta materia: Egipto es todo el país habitado por los egipcios, así como es Cilicia el habitado por los cilicios y Asiria por los asirios; y no sabemos de ningún otro límite verdadero entre Asia y Libia sino la frontera de los egipcios. Pero si adoptamos la opinión corriente entre los griegos, diremos que todo Egipto, empezando desde las Cataratas y de la ciudad de Elefantina, se divide en dos partes y lleva ambos nombres: una parte pertenece a la Libia y otra al Asia. En efecto, a partir de las Cataratas el Nilo corre al mar dividiendo al Egipto en dos partes. Hasta la ciudad de Cercasoro el Nilo corre por un solo cauce y desde esta ciudad se divide en tres brazos: el uno se dirige a Levante y se llama boca Pelusia; el otro de los brazos va hacia Poniente y se llama boca Canópica; y de los brazos del Nilo el que es recto, sigue así: corre hacia arriba y llega al vértice del Delta; desde allí corta el Delta por el medio y se echa en el mar; no es el brazo que le aporta menor caudal ni es el menos célebre, y se llama boca Sebennítica. Hay aún otras dos bocas que se desprenden de la Sebennítica y se dirigen al mar, llamadas la una Saítica y la otra Mendesia. La boca Bolbitina y la Bucólica no son naturales sino excavadas.”

En Euterpe en el apartado número 18 , Heródoto nos dice lo siguiente: “También da testimonio en favor de mi opinión de que el Egipto tiene la extensión que yo demuestro en mi relato, el oráculo de Amón, del que yo me enteré después de formar mi opinión sobre el Egipto. Los vecinos de la ciudad de Marea y de Apis, que moran en las fronteras de la Libia, creyéndose libios y no egipcios, disgustados con el ritual de los sacrificios, y no queriendo abstenerse de la carne de vaca, enviaron al santuario de Amón, y afirmaron que no tenían nada de común con los egipcios, pues vivían fuera del Delta y hablaban diversa lengua, y que deseaban les fuese lícito comer de todo. Pero el dios no les permitió hacerlo, respondiéndoles que era Egipto la comarca que riega el Nilo en sus inundaciones, y que eran egipcios los que moraban más abajo de Elefantina, y bebían de ese río. Tal fue la respuesta. El Nilo, cuando está crecido, no sólo inunda el Delta sino también parte de los territorios que se consideran líbico y arábigo, por espacio de dos jornadas de camino a cada lado; algunas veces más toda vía que eso, otras menos.”

En Euterpe párrafo diecinueve, Heródoto no habla sobre del interes que él tenía para preguntar sobre el poder del río Nilo, y saberle por que se desbordaba en verano: “Sobre la naturaleza del río nada pude alcanzar, ni de los sacerdotes, ni de ningún otro. Yo estaba deseoso de averiguar de ellos estos puntos: por qué el Nilo crece y se desborda durante cien días a partir del solsticio del verano, y cuando se acerca a este número de días, se retira y baja su corriente, y está escaso por todo el invierno, hasta el nuevo solsticio de verano. Acerca de todos estos puntos nada pude conseguir saber de los egipcios, cuando les preguntaba qué poder posee el Nilo de tener naturaleza contraria a la de los demás ríos. Eso preguntaba porque quería saber lo que llevo dicho y también preguntaba por qué es el único río que no emite brisas.”

En el párrafo veinte de Euterpe, Heródoto nos habla de las diferentes explicaciones que obtuvo acerca del Nilo: “Algunos griegos, queriendo señalarse por su ciencia, discurrieron tres explicaciones diferentes acerca de este río; dos de las cuales no estimo dignas de mención, pero solamente quiero indicarlas. La una de ellas dice que los vientos etesias son la causa de crecer el río, porque le impiden desaguar en el mar. Pero muchas veces no han soplado los vientos etesias y el Nilo hace lo mismo. Además, si los vientos etesias fueran la causa, debía pasar lo mismo, en las mismas condiciones que al Nilo, a todos los demás ríos que corren opuestos a los etesias, y en tanto mayor grado aún, cuanto por ser más pequeños presentan débil corriente; en cambio, hay muchos ríos en Siria y muchos en Libia a los cuales no pasa nada semejante a lo que pasa con el Nilo.”
En el párrafo veintiuno de Euterpe, Heródoto nos cuenta la opinión que tenian algunos sobre la inundación del Nilo debida al océano: “La otra opinión es menos docta que la primera, pero despierta más admiración como relato; dice que el Nilo hace sus inundaciones porque procede del Océano, y que el Océano corre alrededor de toda la tierra.”
Pasamos al apartado veintidós de Euterpe , Heródoto nos cuenta cual era la tercera de las explicaciones sobre el río Nilo: “La tercera de las explicaciones, con mucho la más plausible, es la más equivocada, pues nada dice al afirmar que el Nilo nace de la nieve derretida. El río corre desde Libia, a través de Etiopía, y desemboca en el Egipto; ¿cómo, pues, podría nacer de la nieve si corre de lugares muy calientes a lugares más fríos? Para un hombre capaz de razonar sobre tales materias hay muchas pruebas de que ni siquiera es verosímil que nazca de la nieve. Proporcionan el primero y más importante testimonio los vientos calientes que soplan desde esas regiones; el segundo, el hecho de que la región nunca tiene lluvia ni hielo, y después que cae nieve es de absoluta necesidad que llueva a los cinco días, de tal modo que si nevase habría lluvia en estos parajes; en tercer lugar, los naturales son negros por el calor. Milanos y golondrinas no faltan en todo el año, y las grullas que huyen del invierno de Escitia acuden a invernar a estas regiones. Por poco que nevase en la región donde nace y que atraviesa el Nilo, nada de esto sucedería, según necesariamente se prueba.”

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