lunes, 28 de noviembre de 2011

Heródoto y el Nilo III




En el párrafo veintinueve de Euterpe, Heródoto nos hablar de sus propias experiencias al observar el Nilo:”De nadie más pude averiguar nada; pero averigüé estas otras noticias, las más remotas, cuando llegué como testigo ocular hasta la ciudad de Elefantina, y desde ahí, de oídas, gracias a mis investigaciones. Remontando camino desde Elefantina, se encuentra un lugar escarpado; aquí para marchar es preciso atar el barco por entrambos lados como un buey, y si se rompe la cuerda, el barco se va, arrebatado por la fuerza de la corriente. En este lugar hay cuatro días de navegación; el Nilo es aquí sinuoso como el Meandro, y son doce los esquenos que hay que atravesar de ese modo. Después llegarás a una llanura lisa donde el Nilo rodea una isla que lleva el nombre de Tacompso; a partir de Elefantina hacia el interior, viven ya los etíopes, que pueblan también la mitad de la isla, la otra mitad, los egipcios. Sigue a la isla un gran lago, alrededor del cual moran los etíopes nómadas; cuando lo hubieres atravesado, llegarás al lecho del Nilo, el cual desemboca en ese lago. Luego desembarcarás y andarás a lo largo del río cuarenta días, porque se levantan en el Nilo escollos y agudas peñas a causa de las cuales es imposible navegar. Cuando hayas atravesado este lugar en los cuarenta días, te embarcarás en otra nave, navegarás doce días y llegarás a una gran ciudad cuyo nombre es Meroe. Dícese que esta ciudad es la metrópoli de los demás etíopes; sus habitantes veneran únicamente entre los dioses a Zeus y a Dioniso, a quienes tributan grandes honras; tienen un oráculo de Zeus: salen en campaña cuando este dios se lo ordena con sus profetas y se dirigen adonde les ordena.”

En el párrafo treinta de Euterpe, Heródoto nos centa lo siguiente: “Navegando desde esa ciudad, en otro tanto tiempo como en el que llegaste de Elefantina a la metrópoli de los etíopes, llegarás a los Desertores. El nombre de esos Desertores es Asmach, y esa palabra significa en lengua griega los que asisten a la izquierda del rey. Desertaron doscientos cuarenta mil soldados y se pasaron a los etíopes con la ocasión que referiré. En el reinado de Psamético estaban establecidas en la ciudad de Elefantina guarniciones contra los etíopes, otra en Dafnas de Pelusio contra los árabes y asirios, y otra en Marea contra la Libia; todavía en mis tiempos, bajo el dominio persa, las guarniciones se mantienen tal como estaban en el reinado de Psamético, ya que los persas montan guardia en Elefantina y en Dafnas. Sucedió que los egipcios habían montado guardia tres años sin que nadie les relevara de la guardia; después de deliberar y de común acuerdo, abandonaron todos a Psamético y se fueron a Etiopía. Informado Psamético, corrió en su seguimiento, y cuando los alcanzó, les dirigió largas súplicas, oponiéndose a que abandonaran a los dioses patrios, a sus hijos y mujeres, y uno de ellos, según se cuenta, mostrando su miembro viril, dijo que en cualquier parte donde lo tuvieran, tendrían hijos y mujeres. Cuando llegaron a Etiopía, se entregaron al rey, y él les recompensó de este modo: había ciertos etíopes con quienes había tenido diferencias; invitó a los desertores a arrojarlos y ocupar su territorio. Y una vez establecidos entre los etíopes, fueron humanizándose éstos por aprender las costumbres egipcias.”

En el apartado 31 de Euterpe, Heródoto nos habla del Nilo y del tiempo que se tarde en recorrerlo : “Así, pues, el Nilo es conocido, aparte su curso en Egipto, por cuatro meses de navegación y de camino; tantos, en efecto, resultan los meses empleados en total para ir desde Elefantina hasta estos Desertores; y corre desde la región vespertina y poniente; pero más allá nadie puede hablar con certidumbre, porque es una región desierta, a causa del calor.”

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