viernes, 25 de noviembre de 2011

La historia de Egipto según Heródoto XVII

La vaca, a la cual volveremos, trae cubierto el cuerpo con un manto de púrpura, sacando la cabeza y cuello dorados con una gruesa capa de oro, y lleva en medio de sus astas un círculo de oro que imita al del sol. Su tamaño viene a ser como el mayor del animal que representa, y no está en pie, sino arrodillada. Todos los años la sacan fuera de su encierro, y en el tiempo en que los egipcios plañen y lamentan la aventura de un dios a quien con cuidado evitaré el nombrar, entonces es cabalmente cuando sale al público la vaca de Micerino. Y dan por razón de tal salida, que la hija al morir pidió a su padre que una vez al año le hiciera ver la luz del sol(apartado 132 de eterpe).
Después de la desventura de su hija tuvo el rey otro disgusto, por haberle venido de la ciudad de Butona un oráculo en que se le decía no le restaban más que seis años de vida, y que al sétimo debía acabar su carrera. Lleno de amargura y sentimiento, Micerino envió sus quejas al oráculo, mandando se le manifestase lo importuno de su predicción, pues habiéndose concedido muy larga vida a su padre y a su tío, que cerraron los templos, y que despreciaron a los dioses como si no existieran, y que se complacieron en oprimir al linaje humano, intimábale a él, a pesar de su piedad y religión, que dentro de tan corto tiempo había de morir. Entonces, dicen, vínole del oráculo por respuesta que por la misma conducta que alegaba se le acortaban en tanto grado los plazos de la vida, por no haber hecho lo que debía, pues la opresión fatal del Egipto, que sus dos antecesores en el trono habían cumplido muy bien, y él no, estaba dispuesto que durase 150 años. Oído este oráculo, y conociendo Micerino que estaba ya dado el fallo contra su vida, mandó fabricar una multitud de candeleros, a fin de que su luz convirtiese la noche en día[100], y desde entonces empezó a entregarse sin reserva a todo género de diversión y regalo, comiendo y bebiendo sin parar día y noche, y no dejando ni lago, ni prado, bosque o vega al que no fuera donde quier supiese haber algún paraje ameno y delicioso, apto para su recreo y solaz. Todo lo cual discurrió y practicó con el intento de desmentir al oráculo, declarándole falso y engañoso con hacer que sus seis años fatales valieran por doce convertidas las noches en otros tantos días.(Esto lo podemos leer en el párrafo cientro treinta y tres de Euterpe).
"No dejó, sin embargo, Micerino de levantar su pirámide, menor que la de su padre, de más de 20 pies. La fábrica es cuadrada, de mármol etiópico hasta su mitad y de tres pletros en cada uno de sus lados. Pretenden algunos griegos equivocadamente que esta pirámide es de la cortesana Ródope, con lo que demuestran, en mi humilde juicio, cuán pocas noticias tienen de esa ramera, pues a tenerlas, no le dieran la gloria de haber erigido una pirámide en cuya fábrica se hubieron de expender los talentos a millares, por decirlo así. Además, Ródope no floreció en el reinado de Micerino, sino en el de Amasis, muchos años después de muertos aquellos reyes que dejaron las pirámides. Esta mujer fue natural de Tracia, sierva de Jadmon de Samos, hijo de Efestopolis, y compañera de esclavitud del fabulista Esopo, quien fue sin duda esclavo de Jadmon, como lo convence el que habiendo los naturales de Delfos, prevenidos por su mismo oráculo, publicado repetidas veces el pregón de que si alguno hubiese que quisiera exigir de ellos la debida satisfacción por la muerte allí dada a Esopo, estaban prontos a pagar la pena; nadie se presentó con tal demanda, sino un cierto Jadmon, nieto de otro del mismo nombre, a cuyo joven se satisfizo en efecto aquel agravio. Lo que declara que Esopo había sido esclavo de Jadmon."Esto lo dice Heródoto en el párrafo ciento treintaicuatro de Euterpe.
En cuanto a la bella Ródope, pasó al Egipto en compañía de Xantes, natural de Samos; y aunque su destino en aquel viaje había sido enriquecer a su amo con la ganancia que le granjease su belleza, fue puesta en libertad mediante una gran suma de dinero por un hombre de Mitilene, llamado Caraxes, hijo de Escamandrónimo y hermano de la poetisa Safo. Quedóse Ródope libre y suelta en Egipto, donde juntó muchos caudales como linda y graciosa cortesana, grandes, sí, para una mujer de su profesión, pero no tantos que pretendiera con ellos levantar una pirámide. Y si alguno tuviere curiosidad, podrá aun ver por sí mismo la décima parte do las riquezas de Ródope, y por esto concluir que no deben atribuírsele tantas, pues queriendo dejar ella un monumento suyo a la Grecia, dio una ofrenda que nadie jamás había hecho ni aun pensado, y la dedicó en Delfos como memoria particular. Al efecto mandó que la décima parte de sus haberes se empleara en unos asadores de hierro, tantos en número para cuantos sufragase dicha cantidad, destinados a servir en los sacrificios de los bueyes; y en el día se ven aun amontonados detrás del ara que dedicaron los de Quío, frontera al templo de Delfos. Es ya antigua costumbre que sienten en Naucratis su tienda las cortesanas más insignes por su donaire y belleza. Allí moraba de asiento la mujer de quien hablamos, tan hermosa, que ningún griego había que por el nombre siquiera no conociese a la hermosa Ródope; y allí mismo residió después otra llamada Arquídice, decantada por toda la Grecia, mas no tanto que jamás hubiese podido llegar a la fama de la primera. Volviendo a Mitilene Caraxes, libertador de Ródope, como llevo dicho, fue con este motivo amargamente zaherido por Saro en muchas de sus canciones. Pero bastante hemos hablado de Ródope.(en el pçarrafo 135 de Euterpe)
Muerto, en fin, Micerino, sucedióle en el reino, según los sacerdotes, Asiquis, que mandó hacer los propíleos del templo de Vulcano que dan al Levante, y que son en realidad de cuantos hay en el edificio los más bellos y los más grandes con notable exceso, pues aunque los demás propíleos son todos obras llenas de figuras bien esculpidas y presentan infinita variedad de fábricas, en esto sobresalen con gran ventaja los de Asiquis que mencionamos. En este reinado hubo, por escasez de dinero, gran falta de fe pública en el trato y comercio. Para obviar este abuso dicen que entre los egipcios se publicó una ley por la cual se ordenaba que cualquiera que quisiese tomar dinero prestado, hubiera de dar en prenda el cadáver de su mismo padre; y se añadió más todavía: que el que diera un préstamo fuera árbitro absoluto del sepulcro del que lo tomaba; y además, el que empeñase la dicha prenda y no quisiese satisfacer a su acreedor, se impuso la pena de no poder ser enterrado al morir en la tumba de sus mayores u otra alguna, ni dar sepultura a ninguno de los suyos que durante aquel tiempo muriera.Cuentan del mismo rey, que codicioso de superar las glorias de cuantos habían antes reinado en Egipto, dejó su monumento público en una pirámide hecha de ladrillo. Hay en ella una inscripción grabada en mármol que hace hablar a la misma pirámide en estos términos: «No me humilles comparándome a las pirámides de mármol, a las que excedo tanto, como Júpiter a los demás dioses; pues dando en el suelo de la laguna con un chuzo, y recogido el barro a él pegado, con este barro formaban mis ladrillos, y así fue como me construyeron.» Esto es en suma cuanto hizo aquel rey.apartado 136 Euterpe.
Un ciego de la ciudad de Anisis, llamado también Anisis con el nombre de su patria, sucedió a Asiquis en la corona. En tiempo de este rey, los etíopes, apoderándose del Egipto con un numeroso ejército, a cuyo frente venía su monarca Sabacon, obligaron al rey ciego a refugiarse fugitivo en los pantanos[105]. Cincuenta fueron los años que reinó en Egipto el etíope Sabacon, durante los cuales siguió la conducta de no castigar con pena de muerte a los egipcios reos de algún delito capital; siendo su práctica la de graduar la sentencia por la gravedad del delito, y condenar a los reos a las obras públicas y a levantar el terraplén de la ciudad de donde eran naturales. Lográbase con estos castigos el común beneficio de que las ciudades cuyos terraplenes habían sido construidos la primera vez en tiempo de Sesostris por los prisioneros que abrieron los canales del Egipto, a la segunda entonces en el reinado del etíope se hiciesen más elevados. El suelo de las ciudades de aquel país se levanta mucho generalmente sobre la superficie de la campiña; pero en Bubastis, con singularidad, mejor que en las demás se observa la elevación del terraplén. Hay en esta ciudad un templo dedicado a la diosa Bubastis que merece particular memoria y atención.137 de Euterpe
En el párrafo 138 Heródoto nos cuenta lo siguiente:Templos se hallarán más grandes, más suntuosos que el de Bubastis, pero ninguno de una perspectiva más grata y halagüeña a la vista. La diosa a quien pertenece es la misma Artemis de los griegos. El templo está en un terreno que parece una isla por todos lados menos por su entrada, pues que desde el Nilo corren dos acequias de cien pies de anchura cada una, con su arboleda que les da sombra, las que entrambas por diferente lado van sin juntarse hacia la entrada del templo. Sus pórticos, adornados con figuras de seis codos, obra de mucho primor, tienen diez orgias de elevación. Es de notar que hallándose construido el templo en el centro de la ciudad, se deja ver con todo por cualquier parte se vaya girando; lo que sucede por haberse alzado con el tiempo el piso de la ciudad con un nuevo terraplén, y mantenido el templo en el plano inferior en que desde el principio se edificó, quedando así patente y visible de todas partes. Una cerca esculpida con figuras en toda su extensión, rodea y ciñe el lugar sagrado, y dentro de ella hay un bosque de árboles altísimos, que rodean a su vez el gran templo, de un estadio así de longitud como de anchura, dentro del cual está la estatua de la diosa. Delante de la entrada del templo corre un camino empedrado, de tres estadios de largo y unos cuatro pletros de ancho, con una arboleda alta hasta las nubes que a uno y otro lado se ve plantada. Este camino lleva al templo de Mercurio, y con esto concluimos la digresión.
Por fin, según cuentan, pudieron verse libres del etíope, gracias a una visión que tuvo en sueños, que le obligó a escaparse a toda prisa: parecíale durmiendo ver un hombre a su lado que le sugería la idea de destrozar y partir por medio a todos los sacerdotes, después de mandarlos juntar en un mismo sitio. Pensó consigo mismo que aquella visión no podía menos de ser una prueba y tentación de los dioses, que con ella le inducían a cometer la mayor impiedad, para que llevase por ello su castigo de parte del cielo o de parte de los hombres, que él se abstendría de cometerla; y puesto que había cumplido el plazo de su imperio en Egipto, que los mismos dioses le habían revelado, se resolvió con gusto a retirarse. En efecto, hallándose aun en Etiopía, los oráculos del país la habían prevenido ser voluntad divina que por espacio de 50 años reinase en Egipto. Con este motivo lo dejó Sabacon de su propia voluntad, viendo cumplido el período destinado, y perturbado con su misma visión.Euterpe, párrafo 139
n el párrafo ciento cuarenta, Heródoto nos habla del rey ciego: "Ausentado apenas el etíope, tomó de nuevo el mando el rey ciego, saliendo de sus pantanos, donde vivió cincuenta años refugiado en una isla que había ido levantando y terraplenando con tierra y ceniza, pues que en el largo tiempo de su oculto retiro, al traerle los egipcios a hurto del etíope los víveres necesarios, según lo tenía ordenado a ciertos vasallos fieles, les pedía por favor le llevasen juntamente ceniza para formar sus diques. Esta isla, que tiene el nombre de Elbo, y diez estadios no más por todos lados, no pudo ser hallada por nadie antes de Amintes, ni fue dable a los reyes encontrarla en el largo espacio de 700 años"

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